Icono del sitio Jose Ortiz Masllorens

Attention to detail

Mi primer encuentro con esta frase fue durante mi primera semana de trabajo en Capital Markets Argentina. Mi jefe me pidió que hiciera unos reportes para unos clientes y yo, queriendo demostrarle que había tomado la decisión correcta al contratarme, los hice muy rápido y se los entregué en el mismo día. Al día siguiente, se me acercó al escritorio con cara de decepción, me devolvió los reportes y me dijo: José, es muy importante el attention to detail. Miré las hojas y parecía que se le había caído pintura roja encima. Estaba todo corregido. Estaba todo mal. Las fechas no hacían sentido, los montos estaban mal y había horrores de ortografía. Me puse rojo como las hojas, tragué bronca, pedí perdón y corregí todo lo más rápido que pude.

Mi segundo encuentro fue cuando entré a JPMorgan. Venía canchero de un año y medio de Capital Markets pero me comí nuevamente un colectivo de frente. Otra vez todo rojo. No sólo me corrigieron algunos errores; me marcaron inconsistencias de colores, márgenes, tamaños de letras y dobles espacios entre palabras. El nivel de detalle fue tal que al principio me pareció exagerado. “Se entiende igual”, pensé. 

Luego de unos meses de hojas rojas, cambié de opinión. Más allá de que mis presentaciones eran más lindas que una Ferrari, la obsesión por el detalle y la excelencia trajeron muchos beneficios. Empecé a comunicar mejor, a encontrar en contratos palabras claves que el resto no veía, a descubrir cuando me vendían pescado podrido en modelos financieros, a entender virtudes y debilidades de un negocio en profundidad, a hacer mejores preguntas y mucho más. Al ver tantos beneficios hice del “attention to detail” un mandamiento propio. 

¿Aprendizajes? 

  1. La atención al detalle no es un talento; es una actitud. Requiere de estar atento a lo que “no importa” para poder hacer bien lo que sí importa. En Don Julio miden con regla la distancia entre los cubiertos. ¿Alguien lo nota? No, pero esa cultura es la que logra que la experiencia sea perfecta y que sea reconocido como el mejor restaurante de Argentina
  2. El proceso es clave. Yo adopté múltiples hábitos. Apago el celular e imprimo para revisar (not planet-friendly, pero veo los errores más claros cuando están impresos). Nunca mando cuando termino; siempre al día siguiente y luego de haber revisado (nuevamente) con un café encima. Siempre le pido a alguien que revise antes de que lo vea el destinatario final 
  3. No hay experto en su campo que no sea un obsesivo del detalle. Fuimos campeones en el ‘86 gracias a detalles como este del Dr. Bilardo 
  4. La atención al detalle también ayuda en lo cotidiano. Te salva de transferir mal dinero, mandar un curriculum con errores, sacar mal pasajes y todo tipo de cagadas evitables
  5. Lo perfecto es enemigo de lo bueno. Podemos hacer doble click y revisar hasta el infinito; hay que estar atento a que la obsesión no nos paralice 

Hoy mi culto al detalle evolucionó. El ojo sigue crítico, pero el foco está en temas más complejos. Detectar caras largas, contentas o tristes. Hacerse cargo de los errores. Pedir perdón. Controlar los modos. Hablar de nosotros en vez de yo cuando comunicamos resultados positivos, y resaltar al equipo vs. al individuo. Llegar puntual. No hacer chistes que puedan herir. Detalles importantes que no pasan desapercibidos. Errores que son mucho peores que un typo. Errores que son complejos de evitar porque no hay momento de revisión. Errores que son incorregibles porque no hay vuelta atrás más allá de un perdón. 

La atención al detalle es uno de los principios culturales que más me gusta ver en las personas y empresas, y muchas veces al exigirlo me siento incomprendido o exagerado.

Los detalles importan y marcan la diferencia. Los amigos de Benavídez lo saben. Espero haberte convencido a que lo adoptes 🙂  

¡Éxitos y conquistas!

PD: Post dedicado a Chu y a Nati. A Chu porque me corrige todos los posts y sin ella estaría repleto de horrores. A Nati, porque me pidió que escriba sobre el tema, porque no se le escapa ni una coma y porque la extrañamos en el equipo

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