Coaching

Hace unas semanas ví la charla TED de Toni Nadal y me quedé pensando en el paralelismo del estilo de entrenamiento de Toni con el mundo laboral y emprendedor.

Toni Nadal tiene un estilo muy frontal y exigente, marcando errores y oportunidades de mejora constantemente; hace énfasis en lo importante que es el esfuerzo y el entrenamiento para formar un carácter fuerte y perfeccionar el juego (hacía entrenar a Rafa infinitas horas y lo hacía responsable de los resultados). 

Muchas personas probablemente tildarían a Toni como el peor inversor o jefe del mundo. Algunas frases que escucho seguido que apoyan este argumento: 

  • “El board de inversores no me festeja las cosas buenas y me marca todas las malas”
  • “No estoy convencido de levantar capital; tener que reportar a un board de inversores que saben menos del negocio que yo y que además me pueden sacar de mi posición, no hace sentido”
  • “Mi jefe es muy exigente; me corrige hasta las comas. Me marca los errores cuando los podría corregir él directamente”
  • «La presentación interna no es tan importante; la importante es la que se le manda al cliente»

Uno no aprende de los errores si los corrige otro; el ejercicio de corregir los errores propios es fundamental para no repetirlos. Festejar las pelotas buenas es importante, pero analizar las que salieron fuera de la cancha es más importante aún. Al igual que los entrenamientos y los partidos, las reuniones internas tienen que tener la misma intensidad que las reuniones externas; si no, cuando salimos a la cancha nos llenan la canasta. 

Los grandes deportistas tienen un coach que los exige. Los grandes CEOs tienen un board y el mercado que los exige. ¿Por qué no tendrías uno?

¿Tenés un coach? Si no tenés, ¿por qué no estás buscando uno? ¿Te molesta que te marquen los errores? ¿Te incomoda que te pongan presión y te marquen la cancha?

Creo que todos necesitamos un coach que nos haga mejores. Tener uno que haga vista gorda a todo lo que hacemos es lo mismo que no tener uno. 

¡Éxitos y Conquistas!

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